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Entrevistas

Oriente a la vuelta: la Casa de té Luyu

Por: Jacqueline Hernández

           Hace poco más de un par de años que la casa de té Luyu inició sus servicios en Puebla, trayendo a nosotros un pedacito de la cultura Oriental. Algunos miembros de la Revista Koi hemos tenido la oportunidad de visitar la casa en más de una ocasión y quedamos fascinados no solo por el servicio, sino por el ambiente de tranquilidad que impera en todo el lugar.

     Movidos no solo por nuestra temática, sino por el afán de que nuestros lectores conozcan un lugar para pasar su tiempo, relajarse y conocer un poco más de la cultura de té, hemos entrevistado a la propietaria y sommelier de la casa.

     Abigail Ivonne Gonzáles Hernández es una mujer de 30 años de edad, nacida en la ciudad de Puebla. Nos comentó que sus estudios, al igual que su trabajo, como sommelier de té abarcan distintos países como Alemania, Estados Unidos, España, Argentina, China y Japón.

     Ante nuestra pregunta de por qué estudiar dicha carrera nos respondió:

"Primero que nada, mi madre tiene ascendencia asiática, así que desde pequeña tomaba té".       Además de este detalle, Abigail no explicó un poco sobre la historia del té y su descubrimiento, dejándonos apreciar su amor por su trabajo: 

     -Déjame contarte una historia: Hace cinco mil años dicen que Shen Nong, el Labrador divino, que fue un emperador importante en China, llevaba su mente ocupada en la guerra, en el hambre que tal vez había en su pueblo y cuestiones así; de repente se sentó debajo de un árbol a reflexionar y meditar en ello y una hoja de este árbol cayó en su cuenco. Cuando percibió el aroma que desprendía, se dio cuenta que lo revitalizaba y lo despertaba. Y cuando lo tomó, todo el peso del mundo se fue de su vida y entonces se sintió más liviano, pero feliz. Como si hubiera encontrado algo que hubiera estado escondido. Y entonces pensó “Yo tengo que compartir esto con todo mi Pueblo, porque quiero que todas las personas se sientan bien".

     Cuando probé el té con mis maestros chinos me di cuenta que la preparación, el respeto, el método son algo diferente. Y en efecto sientes eso, esa sensación de bienestar en tu cuerpo. Y eso es algo que me fascinó. Desde que probé el té me ha encantado que el propósito de la industria del té, las plantaciones y los maestros es ayudar y regalar algo que beneficie a quien va a tomarlo. Cultivar con amor, cosechar con amor, ser honorables, tratar con respeto. Siempre es un mutuo amor y respeto que debes de tener por las personas que conviven contigo y tu finalidad es siempre hacer que su vida sea un poco mejor. Entonces precisamente por eso a mí me gustó el té.

      

     Me gusta el té y puse esta casa porque siento que vivimos atareados pensando en miles de cosas y necesitamos detenernos un poco; deberíamos pensar “bueno, estos tres minutos en los que voy a preparar un té me los estoy dedicando a mí, me despejo de los problemas que vienen detrás de mí, lo que me importuna, lo que no me hace estar feliz y recuerdo quién soy yo y recuerdo todo lo que me rodea y esos pequeños momentos que estoy desaprovechando, que están presentes y que me regala la vida, que son un regalo divino”.         En algunas partes de Japón dicen que el té es el alimento del espíritu porque te reconforta, te reanima y te ayuda; siempre les digo a mis clientes que es como sentarte, dejar todo lo malo, pensar en lo que tú tienes de bueno y traer a tu vida lo positivo para que al dejar de lado aquello que no te sirve puedas florecer y dar lo mejor de ti: como las hebras del té en el agua caliente, que dan lo mejor de ellas no importa las circunstancias ni la temperatura del agua.

     La última razón fue porque había mucho interés en Puebla acerca de la correcta preparación del té. Me di cuenta, a través de las catas y degustaciones que realicé, que la mayoría de mis clientes tenían información equivocada. Muchas veces les vendían tés que no eran los que decían, eran demasiado caros y noté que había esa necesidad de conocer y de orientar. De no tratar a la persona que viene a tomar el té como alguien que no sabe nada, como algo que es ajeno a su cultura y tratar de engañarlo. Eso se me hace muy deshonesto.       Quiero que aprendan algo nuevo con amor y respeto y siempre siendo lo más honestos posibles. Quiero también enseñar la tradición, la cultura y el valor que tiene el té a los que nos visitan para que puedan tomar algo que le haga bien a su cuerpo, pero también que los reconforte anímicamente.

     Tras exponernos sus razones, le comentamos la concepción errónea que tenemos del té, ella nos explicó un poco acerca de esto, pues nos dice que muchos creemos que el té son los sobrecitos de yerbabuena, manzanilla etc. Esos no son tés, -agrega- son infusiones herbales.       Luego vienen las tizanas, que van con frutas y también jamaica o manzanilla pero no son tés. El té solo viene de la planta Camellia Sinensis o Camellia Assamica. Una es de china y la otra es de India.  Y de ahí podemos tener diferentes variedades del té: verde, blanco, amarillo, negro, rojo, azul entre otros -enumera al preguntársele cuáles son-.

     De ahí podemos nosotros ponerle diferentes cosas: flores, frutas o esencias para hacer mezclas. La diferencia radica en el tipo de proceso que se le da a las hojas: si unos están oxidados, si están secados al sol, si unos son fermentados dan un color diferente en la hebra del té.

     A lo largo de los años el té se ha ganado su nombre y se ha ganado ese respeto porque ha sido parte importante en la construcción y en la idiosincrasia de muchas culturas y porque requiere mucho esfuerzo cultivarlo y es parte del respeto nombrarlo correctamente: té.

¿Y cuál es la historia del té? -le hemos preguntado, intentando aprender un poco más. Abigail nos explicó que el té nace en China hace cinco mil años. Después los monjes budistas se lo llevan a Japón. Ellos plantan sus propias variedades del té. Luego los holandeses importan el té de la India a Inglaterra.

     Además de estos datos que nos ayudan a conocer sobre lo que es el té, le preguntamos acerca de su trabajo diario en la casa de té y le pedimos nos contara alguna anécdota que recordara con especial cariño. Ella nos comentó que era muy recurrente escuchar de sus clientes que el probar el té les recuerda algún momento con sus madres o sus abuelas, que recuerdan su infancia.

     "Creo que eso sucede mucho porque los maestros chinos dicen que elegimos el aroma del té dependiendo de lo que necesitamos en este día".  Algunos de sus clientes-nos relató-. le preguntan si el té tiene marihuana o algún opioide porque se les hace increíble llegar muy estresados y después estar tan relajados o riendo.

     

     Respecto al proceso de elección y a la procedencia del té, Abigail explicó:

    "Una diferencia muy importante de nosotros es cómo les preparamos el té a los clientes y cómo les ayudamos a conocer lo que están tomando, pero también la calidad de los tés que manejamos, pues vienen realmente desde plantaciones de familias chinas, japonesas, hindúes y son tés de calidad que fomentan el comercio justo." Añadió que sus maestros son quienes se los mandan.

    Asimismo, nos indicó que en su establecimiento el costo de esta bebida puede oscilar desde los 60 hasta los 90 pesos, dependiendo del tipo. Debido a los comentarios sobre la diferencia de precio con los tés de sobre, ella pide que se haga consciencia sobre lo siguiente:  "si un producto que es “natural” y tiene vida [permanece] en [un] anaquel dos años, ¿qué tan fresco puede ser ese producto? ".

    En cuanto a la preparación del té, nos señaló que a cada uno se le da un tiempo diferente pero que, de manera general, al té blanco, rojo y azul se les puede poner tres minutos mientras que al verde son dos. Igualmente, precisó que los tés de gama premium necesitan más cuidado. 

    Al preguntarle qué otra cosa podría decirnos de su casa del té, nos sorprendió saber que las teteras son elaboradas por artesanas de escasos recursos de la ciudad de Puebla. La fórmula para elaborarlas fue parte de su propia tesis. Estas conservan la temperatura, el calor y el sabor del té. De esta forma fomentan el apoyo a la comunidad. Todo lo que hay en la casa del té desde quién surte sus productos para la cocina, los muebles, todo, está elaborado por artesanos poblanos. Además, es ella misma quien atiende a sus clientes, lo cual demuestra su compromiso y amor por su trabajo.

    Antes de partir le preguntamos si quería compartir algo más con nosotros y lo que nos dijo se los transcribimos aquí, para que reciban su mensaje:

    Me da mucho gusto que ustedes se hayan interesado en acercarse y preguntar. Lo que yo les digo a mis clientes es que siempre existe ese miedo de: “No conozco, ¿cómo voy a ir a tomar un té?". Aquí estamos para orientarlos y ayudarles en lo que necesiten, porque a nosotros nos gusta compartir la cultura del té. A los jóvenes que se dedican a la gastronomía y que se acercan nos gusta mucho enseñarles, es bueno que conozcan, que aprendan. Nos gusta tener la Casa del Té porque nos hemos dado cuenta de que ha habido un cambio importante en la actitud de nuestros clientes. Han comenzado a conocer sabores, se interesan por historias del mundo, desarrollan un paladar, hacen comparaciones. Lo que más nos gusta, y ustedes lo podrán ver en las fotos de nuestra página de Facebook, es que crean momentos importantes.

    Les agradezco el haber venido. Gracias por haberse interesado en conocer un poco más acerca del té. Para mí es un honor muy grande que hayan pensado en mí y cuando quieran los esperamos por aquí. Quiero decirle a quién lea esta entrevista, que muchas veces nos encontramos en la vida con sueños que quizá parecerán locos porque la sociedad no los entiende y dirán “a lo mejor no está preparado, no es el momento o va a fracasar" y yo les digo que eso es lo que menos debe importarles, porque cuando tú tienes amor, trabajas duro y confías en tu trabajo las cosas siempre se van a dar como quieres.

    Aquí finaliza nuestra visita a la casa Luyu, queremos decirles que nuestra experiencia ha sido memorable, porque en este lugar no solo te hacen sentir como en casa, además te brindan un espacio al que te dan ganas de volver. El sueño de Abigail se materializó hace ya varios años y trabaja cada día por mantenerlo; les recomendamos que pasen unas horas en la casa, disfruten del jardín, de la música, de la comida y por supuesto del té, para que se lleven un pedacito de Oriente a su hogar.

Facebook: Luyu Casa de Té

Dirección: Av San Martin Texmelucan no.53,Colonia la Paz, Puebla de Zaragoza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Revista Koi.

Fuente: Revista Koi.

Fuente: Revista Koi.

Fuente: Revista Koi.

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